Teoria y Practica en los Juegos Abiertos - Bent Larsen, Chess, Chess T

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Ben± Larsen
*
Teoría
y
práctica
en
los
juegos
abiertos
*
Traducción, revisión técnica
y
Selección de partidas magistrales sobre
las //neas de juego enumeradas:
Franco L. Di Luca (h.)
EDICIONES Hache-Efe
Mai
pu
359
Bs. As.
LIBRO DE EDICION ARGENI'INA
Hecho el depósito que marca la Ley
J J .723
Es propiedad en lo que se refiere
a la portaa
y
presentaCión de conjunto, como así
también a
la
trducción
en dioma castellano
y a la
selección
y
comentarios de par­
tidas. Se autoriza la reprod1cción parcial, siempre que se
consigne la procedencia.
Coordinación general, realización de tapas,
diagramación
y
redacción:
Franw L. Di Luca (h.)
2
Pa
r
te
P
r
i
m
e
ra
1- COMO ENlR EL
JEGO
a
teoría de las aperturas, en el juego del ajdre,
o
a poco ha ido tornándose en una cieqcia muy amplia
.
a
literatura es cuantiosa sobre este tema y r
s
ulta práctiamen·
t: imposible retener en la mente, por más privilgiada
que
ella sea, tanta cantidad de variantes y lfnes
on
sus
­
pect
i
vas derivaciones en profundos y .. matemátis"
análss.
oy un convencido de que ni siquiera los
a
nd
s
maestros
conocen todo sobre las aperturas y si aregamos
a
sa
op

nión el hecho concreto de que día
á
día
e
i
ntr
d
u
e
n refu·
ta:ions o mejoras en tal o ual !!nea o variante, pdems
dams una clara idea de que ni dediando las veintiuato
horas del día al estudio y a la prácta del ajdrez, pdems
lar
un
total onocimiento. Tampco el cerebro pude
hacer gala de una retentiva capaz de abarar tales
ni·
mientos y conservarlos intactos para el momento en que,
frente al ablero, debamos apelar
a
ellos. ¿Qué direms
en­
tones de un jugador mediano, que no
esá en ndicions
de utilizar mucho los estudios teórics? Paa él es imposible
es
t
ar
constantemente empapado en la te?rfa.
P
or
o
op
in
o
que
lo me
j
or es concentrar el studio y la páctia en a
l

nas aperturas. Demasiados jugadores -aún en el plan
o
ma
.
3
gi•tral-, se dejan llevar por las corientes de moda, olvidán­
doe que muchas variantes de las que aplican los andes
maestros en sus partidas son un amino al orde del preci­
picio, en razón de que se debe poseer un estudio profundo
sobre las complicaciones que se presentan luego, en lo más
intrincado de la partida. Para
ha
e1 este concepto más claro,
podemos citar la
v
ari
n
t
e
Najdorf
en la
Defea Sia;
suele presentarse con frecuencia el siguiente desarollo:
l.
P4R, P4AD;
2.
C3AR, P3D; 3. P4D, PxP; 4, CxP, C3AR;
5.
C3AD, P3TDI;
6.
ACR, P3R; 7. P4AR. En esta posición
PoJuievsky puede pemitirse jugar, contra cualquier ad­
Yesario: 7.
.
.
, P
4C
D
I?
;
8.
P5R, PxP; 9. PxP, D2AD.
Yo
no puedo jugar del mismo modo, puesto que no he estudiado
a
fondo esta variante y tampoco he tenido oportunidad de
aplicaría en una cantidad apreciable de partidas contra ran­
des maestros. Otro ejemplo, en la misma posición inicial
ciada, lo constituye la siguiente continuación: 7.
D3CDI?;
8.
D2D, DxPCD. Esta captura de peón es pelir­
�ísima, pue� las blancas pueden en muchas fomas iniciar
un
ataque
muy
peligroso, aplicando .en diversos ass sar1-
f1cios de piezas. Puede ser que estas dos variantes sean jua­
bles para las negras, pero las pueden aplicar solamente los
jugadores que realmente están "empapados" de todos los
peligros que de ellas derivan. Muchos grandes maestros han
dediado incontables horas en agotadores análisis sobre estas
líneas de juego y les gusta ponerlas en práctia. Otros, sin
embargo, saben de sobra que deben cuidarse de penetrar en
ellas. Varintes así e
xi
t
en muchos más conmients teóia
al
nero que al
blnco.
De producirse un pequeño dsliz
de
cálculo en el jugador que conduce las blanas, iglalmente
tendrá chances de ataque. Sin embargo, para el bando negro,
un
álculo erróneo es e
q
uivalente
a un
dastre.
'·'"
opino que variantes así, pelirosas y "de moda", sor1
las ausantes de que en asi todos los torneos el poentaje
de triunfos sea mayor para las blancas. ¿Quién puede nar
¡ue los problemas que se presentan a las negras (en tales
variantes), son superiores a los que podrían tener las blanas?
Una érdida de tiemo
p
ued
e
llevar a las nes
a
difml·
tades mayores.
intrs
q
ue mejante problema en
.
blancs,
IÍnimente
les uesta peder
a
iniciativa. S
i uno
juega, por ejemplo: l. P3TD, ó l. P3TR, no puede decirse
que por esa razón va a quedar mal. Contrariamente, si ds·
pués de l. P4D, uno contesta con: l.
...
, P3R, no puede

ecir

e que. uno ha quedado bien, sino que su jugo es
inferior.
Por lo expuesto, yo creo que existen laras razons paa
_
4
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